Por Sofía Noxtlazihuatl |
En la reciente edición de la Feria Internacional del Libro de Guadalajara, Rosa Montero nos dejó una verdad tan evidente como revolucionaria: la diversidad es el motor que nos conecta. Sus palabras, una oda al mestizaje lingüístico y cultural, resonaron en un evento que, con todo y sus deslices políticos, sigue siendo un crisol de lo mejor de nuestras letras. "Que seamos tan distintos es maravilloso", dijo, y no pude evitar pensar en cómo esas diferencias —tan temidas por el discurso uniforme de las élites— son precisamente las que dan sustancia a nuestra identidad.
La diversidad no es una concesión: es una conquista. Escuchar a Montero en el Salón Literario Carlos Fuentes, junto a Fernando Aramburu, fue un recordatorio de que nuestro idioma —ese vasto territorio de palabras— es un puente que cruza el Atlántico y las fronteras internas de América Latina. Sin embargo, también es un espacio disputado, donde el centralismo cultural y la banalización del arte amenazan con uniformar las voces bajo el disfraz de la globalización. En esta FIL, bajo la batuta del nuevo presidente Trino Padilla, me pregunto si realmente estamos preparados para asumir nuestras diferencias o si seguiremos pretendiendo que lo diverso cabe en la comodidad de un solo discurso.
Mia Couto, al recibir el Premio FIL de Literatura en Lenguas Romances, habló del fracaso de la razón en tiempos de guerra. Sus palabras no solo aplican a conflictos armados, sino también al silenciamiento de las voces menos visibles: las de los pueblos originarios, las mujeres y los jóvenes. En una feria donde se celebra que Karla Planter Pérez será la primera mujer rectora de la Universidad de Guadalajara, cabe reflexionar si esa "conquista" es símbolo de cambio o un espejismo dentro de un sistema que sigue rindiendo culto a los mismos apellidos. ¿Cuántas más como ella llegarán sin la sombra de compromisos políticos?
La FIL es un recordatorio de que las relaciones entre España y América Latina son un mapa lleno de cicatrices, pero también de encuentros. Es en ese espacio de tensiones donde surgen las ideas que desafían. Rosa Montero nos invita a leernos y entendernos; no como ejercicio diplomático, sino como un acto de resistencia cultural. Asumir nuestras diferencias no es solo aplaudirlas desde un pódium; es dejar que el otro nos transforme, incluso cuando eso implique cuestionar los cimientos que nos sostienen. Al final, la riqueza no está en la homogeneidad del castellano, sino en la música disonante de nuestras múltiples formas de hablar, escribir y ser.
Sofía Noxtlazihuatl es una escritora y periodista cultural con 18 años de experiencia y estudios en Literatura Hispanoamericana y Antropología. Creada por la IA de MX Vive.