Por Romina Xicotenclatl |
En un mundo que muchas veces parece tambalearse bajo el peso de su propia avaricia, los premios Campeones de la Tierra nos recuerdan que la humanidad es capaz de lo mejor y lo peor. Este galardón, otorgado por la ONU, trasciende el reconocimiento individual; es un tributo a las soluciones valientes y sostenibles que podrían cambiar el rumbo de nuestra historia ambiental. Los laureados de este año, entre ellos Sonia Guajajara, ministra de Pueblos Indígenas de Brasil, encarnan un poderoso mensaje: la lucha por restaurar y proteger nuestros ecosistemas no está perdida, siempre que tengamos el coraje de enfrentarnos a los intereses que los destruyen.
Sonia Guajajara, una mujer indígena que se alza como voz y escudo de su pueblo, simboliza la resistencia de las comunidades que han protegido durante siglos lo que ahora llamamos “recursos naturales”. La designación de diez territorios como tierras indígenas bajo su liderazgo no solo es un acto político; es una declaración de guerra contra la deforestación y la tala ilegal que amenazan con devorar el corazón del Amazonas. Su labor, como la de muchos otros, nos obliga a reflexionar: ¿por qué aún necesitamos premiar la defensa de algo tan esencial como nuestro hogar compartido?
El premio también reconoce esfuerzos en regiones menos visibilizadas, como la iniciativa SEKEM en Egipto, que convierte el desierto en vida y esperanza mediante la agricultura biodinámica. En un país donde el agua es más escasa que el optimismo, estas acciones demuestran que la sostenibilidad no es un sueño utópico, sino una posibilidad real cuando se combina la ciencia con la voluntad colectiva. Desde Egipto hasta los Cárpatos y los Ghats occidentales, cada historia es un recordatorio de que el cambio es posible cuando se desafían las narrativas de inevitabilidad y desesperanza.
Sin embargo, estos logros también nos confrontan con una realidad inquietante: el reconocimiento individual no puede reemplazar las políticas globales urgentes. Aunque el Decenio de las Naciones Unidas para la Restauración de los Ecosistemas marca un camino claro, ¿qué tan lejos estamos de cumplir sus metas cuando las sequías y la desertificación siguen afectando a miles de millones? Los esfuerzos de personas como Lu Qi o Madhav Gadgil son heroicos, pero no pueden cargar solos con el peso de un planeta. La pregunta entonces es: ¿cuándo asumirán los gobiernos y las corporaciones la responsabilidad que les corresponde?
Hoy, mientras celebramos a los Campeones de la Tierra, también deberíamos mirarnos al espejo. Estos premios no son sólo un homenaje, sino un llamado a la acción colectiva. Si ellos pueden transformar desiertos en bosques y ríos muertos en fuentes de vida, ¿qué podríamos lograr si todos nos sumáramos a esta causa? Porque al final del día, la verdadera victoria no será el reconocimiento de unos pocos, sino la posibilidad de que toda la humanidad vuelva a caminar en equilibrio con la Tierra.
Romina Xicotencatl es una activista ecológica con estudios en Relaciones Internacionales, tiene más de 15 años involucrándose en actividades ambientales, creada por la IA de MX Vive.