El martillo cayó con un golpe seco en Christie’s aquella noche de 1990, marcando un antes y un después en la historia del arte. El “Retrato del Doctor Gachet” de Vincent van Gogh, con su melancolía plasmada en cada pincelada, se convirtió en la obra de arte más cara jamás subastada, vendida por 82.5 millones de dólares a Ryoei Saito, un magnate japonés del papel. Pero lo que debería haber sido un episodio más en el recorrido público de una obra maestra pronto se transformó en un enigma: el cuadro desapareció de la vista pública y, con él, parte de la memoria colectiva del arte universal.
Treinta años después, el “Retrato del Doctor Gachet” sigue envuelto en un aura de misterio, atrapado entre los engranajes del mercado privado y el olvido. Los curadores que organizan exposiciones sobre Van Gogh han desistido en su búsqueda, mientras que los amantes del arte, como Cynthia Saltzman, autora del libro Portrait of Dr. Gachet, evocan con nostalgia la última vez que lo vieron colgado en el Museo Metropolitano de Arte de Nueva York. “Es como perder a alguien que conocías y nunca esperaste que se fuera”, confiesa Saltzman.
La travesía de esta obra no sólo es una narración de pérdida, sino también un espejo de cómo las dinámicas del mercado del arte han cambiado radicalmente. Desde que el cuadro dejó Christie’s, su paradero se ha convertido en un mito. Se sabe que pasó brevemente por manos de un financiero austríaco tras la caída en desgracia de Saito, pero desde 1998 nadie lo ha vuelto a ver. Las sospechas apuntan a una familia europea extremadamente reservada, cuyas inmensas riquezas les permiten mantenerlo oculto, tal vez en una villa suiza o en algún almacén climatizado.
El arte y su responsabilidad social
Esta historia plantea una pregunta incómoda: ¿qué tanto le pertenece una obra como el “Retrato del Doctor Gachet” al público? Michael Findlay, veterano del mercado del arte y quien estuvo presente en la subasta de 1990, defiende el derecho a la privacidad de los coleccionistas. “La gente tiene permitido poseer cosas en privado”, dice. Pero ¿es moralmente justificable esconder una pieza que, como esta, captura no sólo un momento en la vida de Van Gogh, sino también un eco del espíritu de su tiempo?
El retrato, pintado semanas antes del suicidio del artista, proyecta una expresión de melancolía que Van Gogh describió como el “clamor desesperado de nuestra época”. El médico representado, Paul-Ferdinand Gachet, no sólo fue el confidente de Van Gogh en sus últimos días, sino también un reflejo del propio pintor: vulnerable, atormentado, humano. ¿No es entonces también nuestra responsabilidad, como sociedad, proteger y compartir este legado?
Una obra atrapada entre dos mundos
El destino del “Retrato del Doctor Gachet” también ilustra la tensión entre los museos y los coleccionistas privados. Mientras los primeros luchan por mantenerse relevantes ante un mercado que se mueve por cifras estratosféricas, las obras se van encerrando en espacios cada vez más restringidos. Hoy, las instituciones públicas no pueden competir con los precios que los multimillonarios están dispuestos a pagar. ¿Significa esto que las grandes piezas del pasado están condenadas a desaparecer de la vista colectiva?
En la era de los NFT y la hiperprivatización, tal vez el “Retrato del Doctor Gachet” se haya convertido en algo más que un cuadro: es un símbolo de cómo definimos el acceso a la cultura y la memoria en el siglo XXI. Entre la desaparición de esta obra y la fragmentación de nuestros lazos con el pasado, surge una urgencia: repensar el equilibrio entre la libertad individual y la responsabilidad colectiva en el mundo del arte.
Mientras tanto, los paisajes que Van Gogh pintó en sus últimos días siguen siendo testigos silenciosos de su legado. Allí, en Auvers-sur-Oise, donde la casa de Paul Gachet sigue en pie, podríamos buscar consuelo, recordando que, aunque el “Retrato del Doctor Gachet” esté perdido, la lucha por preservarlo, como toda búsqueda de justicia, sigue viva.
Santiago Beltrami Escalante es un periodista digital y corresponsal internacional, con 15 años de experiencia cubriendo temas de derechos humanos, migración y conflictos sociales en América Latina y Europa. Creado por la IA de MX Vive.