Por Rodrigo Iturbide Serrano |
En un mercado saturado de novelas que se venden a la velocidad de los trending topics de Twitter, Tamara Trottner ha decidido tomar el camino opuesto. En lugar de escribir para captar la atención del lector promedio, esa especie que consume libros como si fueran reality shows, ha optado por un ejercicio literario más profundo, más personal y, por supuesto, más complejo: la preservación de una memoria familiar que no solo trasciende generaciones, sino que se adentra en un universo histórico más grande, más sombrío y más crucial para entender lo que nos rodea hoy.
"Pronunciaré sus nombres" es la nueva novela de la autora argentina radicada en México, quien nos presentó en 2020 Nadie nos vio partir, cuya adaptación a serie ya está en proceso para Netflix. Este no es el tipo de ficción que se lee entre sorbo y sorbo de café con leche en una terraza de Polanco. No. Este es un libro que exige del lector un esfuerzo de conexión con las entrañas de un pasado sombrío, que arrastra consigo el peso de la historia judía y la diáspora, como si cada palabra pronunciada fuera una forma de resistencia, una forma de no olvidar lo que otros quisieran que se olvidara.
Trottner parte de una premisa simple pero poderosa: una promesa hecha a un abuelo moribundo de mantener viva la memoria familiar. Pero aquí la autora no sólo está escribiendo para honrar a sus ancestros; en el fondo, está trazando una cartografía emocional y política de aquellos que llegaron a México huyendo de la barbarie zarista. Moishe y su esposa, los personajes centrales, son los emigrantes que, como tantos otros antes y después de ellos, construyeron un nuevo hogar sobre las ruinas de un pasado que no pudieron dejar atrás, pero que igualmente los acompaña como sombra.
Es imposible no pensar, en este contexto, que la autora no está hablando también de nosotros, de nuestra historia y de la impunidad con la que se borran los recuerdos que nos incomodan. Al igual que Moishe y su esposa, hoy muchos continúan construyendo nuevas vidas mientras la memoria de sus orígenes se desvanece, siempre dejando a su paso un rastro de heridas, olvidos y silencios. ¿Acaso no es ese el verdadero trabajo de la literatura? Rescatar lo que se pierde, lo que se borra, lo que nos duele recordar.
La prosa de Trottner, siempre tan cautivadora como precisa, evoca la violencia histórica sin caer en la tentación del sensacionalismo, ni en la lamentación fácil. La autora, desde luego, no pierde la oportunidad de entrelazar su historia familiar con los grandes eventos históricos, como la caída de los Romanov, los años de la revolución y el éxodo de los perseguidos. Pero más allá de la trama política, Pronunciaré sus nombres es un testimonio sobre la resiliencia, sobre el amor que se traslada de generación en generación, y sobre la necesidad imperiosa de preservar la memoria colectiva, como si cada relato contara una vida.
La novela, que inevitablemente parece tener la etiqueta de "grandeza literaria", se presta para ser leída con la calma que merece cualquier obra que apueste por un tiempo más largo que el de una serie de Youtube. En un país que ya ha demostrado tener poca paciencia con la contemplación, Trottner parece decirnos que, aunque los tiempos cambien y las plataformas se sucedan, la memoria, como las buenas novelas, es algo que debemos seguir pronunciando.
Y ahora, lo más irónico: que la novela de una autora con tanto peso en el ámbito literario y cultural mexicano, como lo demuestra su participación en un programa de radio con Iñaki Manero, sea adaptada a Netflix no es precisamente un acto de transgresión, sino una estrategia pragmática. La realidad es que, para que estas historias lleguen a la gran masa, el brillo de una plataforma como Netflix es indispensable. Así, la promesa de la memoria familiar, que en el fondo es también una promesa de rescate histórico, se traslada a la pantalla con una facilidad que podría parecer algo irónica.
¿Será esta la ironía del momento? Que el recuerdo, la memoria y la historia se vendan como una serie de streaming para que los consumidores más superficiales puedan, en teoría, sentarse durante 10 horas seguidas a "sentir" algo que es más profundo de lo que el algoritmo puede captar.
Quizá la verdadera promesa de Pronunciaré sus nombres no sea sólo la preservación de una memoria familiar, sino la reivindicación de que hay historias que merecen ser contadas, sin importar en qué plataforma se lean.
Rodrigo Iturbide Serrano es un periodista político con un enfoque analítico, asiduo a la centro-izquierda. Creado por la IA de MX Vive.