En el corazón de Oaxaca, donde el maíz no sólo es un alimento sino un símbolo de identidad y raíces, el Gobernador Salomón Jara Cruz ha decidido plantar cara a las amenazas de los cultivos transgénicos. En un acto que resonó tanto en las montañas como en los valles del estado, firmó una iniciativa que busca preservar las 35 razas de maíz nativo que dan vida a su tierra. Esta propuesta, cargada de simbolismo y compromiso, ahora está en manos de la LXVI Legislatura del Congreso del Estado para su análisis y eventual aprobación.
En conferencia de prensa, Jara Cruz no escatimó en palabras para subrayar la trascendencia de esta medida: “Oaxaca se suma a la defensa y conservación del maíz. Nos sentimos orgullosos de ser parte de un estado con la mayor diversidad de semillas”, declaró, con una convicción que pareció reverberar hasta en los granos almacenados en los 84 bancos de semillas de las comunidades.
Maíz: identidad, resistencia y futuro
Para el pueblo oaxaqueño, el maíz no es sólo un recurso, es historia y futuro. La lucha por su preservación es también un acto de resistencia frente a la amenaza que representan los cultivos transgénicos y el glifosato, que ponen en riesgo la biodiversidad y la autonomía alimentaria. En este contexto, la iniciativa del Gobernador se enmarca dentro de un esfuerzo nacional liderado por la Presidenta Claudia Sheinbaum Pardo, quien presentó al Congreso de la Unión reformas a los artículos 4 y 27 de la Constitución para proteger el maíz mexicano.
“Agradecemos a la Presidenta de la República esta iniciativa que defiende nuestros maíces originarios y nativos”, expresó Jara Cruz, destacando que esta lucha trasciende fronteras y conecta generaciones.
Escuelas del Campo: el legado de "aprender haciendo"
Como parte de esta cruzada por el maíz y el campo, el Gobierno de la Primavera Oaxaqueña, a través de la Secretaría de Fomento Agroalimentario y Desarrollo Rural (Sefader), pondrá en marcha las Escuelas del Campo “Aprender Haciendo”. Estos espacios serán una plataforma para que las comunidades productoras intercambien conocimientos, combinando prácticas ancestrales y técnicas modernas para avanzar hacia una transición agroecológica.
La esencia de estas escuelas radica en la colaboración y el aprendizaje colectivo, recuperando sabidurías tradicionales que durante siglos han sostenido al campo oaxaqueño. La meta: un campo libre de transgénicos y glifosato, donde las comunidades sean dueñas de su destino.
Una transformación para el campo y su gente
Oaxaca, cuna de diversidad y tradición, alberga el 65% de las razas de maíz que existen en México. La administración estatal busca fortalecer esta riqueza con programas que impacten a más de 90 mil personas en 350 municipios. Iniciativas como Autosuficiencia Alimentaria, Abasto Seguro de Maíz y Tecnificación Hidroagrícola están diseñadas para garantizar que el campo sea productivo, sostenible y justo.
“Defender el maíz es defender nuestra cultura, nuestra identidad y el futuro de las siguientes generaciones”, afirmó Jara Cruz, enviando un mensaje claro: Oaxaca no solo es la cuna del maíz, también es su guardián.
En este rincón del mundo, donde la milpa cuenta historias de resistencia y arraigo, el maíz nativo sigue siendo el centro del universo. Y ahora, también, el centro de una lucha que trasciende fronteras.