“El pato y la muerte”: una historia que nos reconcilia con la vida desde la mirada de la infancia


Hay obras que no se actúan, se sienten. Que no se miran, se abrazan. Así es El pato y la muerte, una lectura dramatizada que ha dejado huella desde su primera presentación. Dirigida con sensibilidad por Drew Vela y con un elenco entrañable integrado por Celal Balaban, Dante Mendoza, Moisés Benzaquen y Sophia Lara, esta puesta en escena nos recuerda que incluso lo más doloroso —el duelo— puede narrarse con ternura, empatía y poesía.

El pasado 15 de marzo, en el marco del cierre del taller Sentires y gracias al apoyo de la Secretaría del Bienestar (Sebien) y el talento de Carlos Oropeza Tapia, se compartió esta obra en La Faro de Cancún, ubicada en Villas Otoch. Un espacio que se ha convertido en refugio creativo para muchas almas y que vibró con las emociones de niñas, niños y personas adultas que se atrevieron a mirar de frente a una figura que solemos esquivar: la muerte. Pero no como amenaza, sino como una compañera paciente que, según este relato, ha estado con nosotros desde el principio.

La historia sigue a un pato —sí, un pato común y corriente— que un día descubre que la Muerte lo ha acompañado toda su vida. Lo curioso es que, en lugar de asustarse, el pato le abre la puerta a una amistad inesperada. A través de charlas sencillas y momentos compartidos, vamos entendiendo que la vida y la muerte no son opuestas, sino cómplices en el ciclo natural de la existencia. Esta fábula, profunda pero accesible, logra algo que pocas obras consiguen: que niñas y niños se acerquen al tema del final con serenidad, sin trauma, con amor.


Pero la historia no termina ahí. En un esfuerzo por democratizar el arte, el elenco y la dirección han decidido llevar esta obra a nuevos espacios, gratuitos y abiertos a todo público. Este martes 9 de abril a las 6:30 p.m., El pato y la muerte se presentará en La Palapita del Parque de las Palapas, el corazón palpitante de Cancún. Una oportunidad para encontrarnos como comunidad, para llorar un poco si hace falta, pero sobre todo para sanar y reflexionar en colectivo.

Y si no alcanzas esa fecha, guarda este otro momento especial: el 30 de abril, en el marco del Día de las Infancias, volverán a presentarse en La Faro de Cancún, ese faro simbólico que alumbra con arte las calles de Villas Otoch.

En tiempos donde se nos enseña a temer, a huir o a ignorar lo inevitable, esta obra nos enseña a mirar con amor, con pausa, con humildad. Porque como dice el pato, tal vez vivir no se trate de evadir la muerte, sino de hacerle espacio para conversar con ella cuando llegue el momento.

Y ese, queridas y queridos lectores, es un mensaje que vale la pena compartir. Nos vemos en La Palapita.




Publicar un comentario

Artículo Anterior Artículo Siguiente